Los escoceses han sido la fuerza motriz del imperio británico. En la política, el ejército, la cultura o el Derecho, Escocia está representada en las esferas del poder. ¿Por qué se ha estado tan cerca de la ruptura? Al final prevaleció la unión, por los pelos. Pero en las semanas que precedieron al referéndum del 18 de septiembre sobre la independencia de Escocia, el debate se había ido exaltando y los argumentos se enconaron. Según los sondeos, el resultado sería muy reñido. Los políticos pusieron toda la carne en el asador. Las opiniones dividían a familias, amistades y comunidades. Al verse enfrentada a la derrota, la campaña por el "no" adquirió de repente un apasionamiento que hasta entonces la había esquivado. En vísperas de la votación se habría dicho que el mundo tal como lo conocíamos estaba a punto de cambiar. Parecía como si el electorado escocés, formado por cerca de cuatro millones de votantes, estuviese a punto de decidir poner fin a Reino Unido, un país de 70 millones de habitantes. De haber sido así, habría tenido repercusiones de gran alcance en toda Gran Bretaña.
A los habitantes de estas islas les resulta a veces difícil decidir la mejor manera de referirse a su país de origen. ¿Gran Bretaña, o una de las naciones que integran la unión, es decir, Inglaterra, Escocia o Gales? Reino Unido es el término que engloba cada uno de los elementos de la familia de naciones que se supone que somos, y el nombre que está grabado en nuestros pasaportes y en nuestras direcciones. Por tanto, nuestra identidad está estrechamente ligada a la unión. No somos tanto una nación como el producto de la amalgama de cuatro: un Estado multiétnico. Esta fue una de las razones por las que el debate llegó a ser tan existencialmente agónico para muchos británicos que no residían en Escocia (y que, por tanto, no gozaban del derecho a voto).
¿Cómo demonios se denominarían los británicos a sí mismos si los escoceses se fuesen?
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