Este artículo narra una carrera de investigaciones que inició en los años sesenta, en cuatro países de América Latina. Además de recordar las dificultades y las barreras que enfrentó una antropóloga en la época anterior al movimientofeminista contemporáneo, tiene como objetivo hacer un balance subjetivo de investigaciones, temas y paradigmas metodológicos y analíticos de las transformaciones del campo en antropología. Al final, se evalúa el modeloperspectivista propuesto por Eduardo Viveiros y se señalan sus limitaciones al enfatizar las actividades masculinas y las metáforas de canibalismo, depredación y violencia en su ontología. La aplicación de este modelo en la etnología delas tierras bajas, en muchas investigaciones, tiende a ignorar la perspectiva de género, la diversidad y especificidad cultural de los grupos y la posibilidad de agencia de los actores en favor de una interpretación general y ahistórica.
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