Con el paso de los años se ha ido demostrando que a pesar de los ciclos de bonanza, crisis o estancamientos, el sector de la economía social subsiste en las situaciones mejores y crece en las peores. La razón está clara: la pertenencia a un lugar, una tierra y su sociedad. Esto es compatible con la bancarización, pues la economía social es un dinamizador económico en las zonas rurales y es responsable de la modernización y tecnificación en lo local. A partir de un proceso reflexivo a propósito de hallazgos de investigación en cooperativas de crédito españolas, realizado con el apoyo de la Fundación Caja Rural de Toledo, la Universidad de Castilla-La Mancha y más recientemente con la Universidad Complutense de Madrid, se concluye que en todo proceso de evaluación de impactos del accionar de la economía social es imprescindible tener en cuenta qué elementos son responsables de la valorización de los recursos propios y elementales en la creación de empleo estable en el mundo rural. La lógica de la economía social representa un factor importante en el mantenimiento de estructuras económicas de subsistencia, pero a la vez genera dinámicas competitivas según el valor añadido en su actividad, su responsabilidad con la sociedad y el desarrollo rural. Es imprescindible tener en cuenta qué elementos son responsables de la valorización de los recursos propios y elementales en la creación de empleo estable en el mundo rural. La lógica de la economía social representa un factor importante en el mantenimiento de estructuras económicas de subsistencia, pero a la vez genera dinámicas competitivas según el valor añadido en su actividad, su responsabilidad con la sociedad y el desarrollo rural.
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