Toda la actuación del erotismo tiene como fin alcanzar al ser en lo más íntimo, en el punto en que el ánimo falta. El paso del estado normal al de deseo erótico supone en nosotros la disolución relativa del ser constituido en el orden discontinuo. Este término de disolución responde a la expresión familiar de vida disoluta, ligada a la actividad erótica. (...) Toda la actuación erótica tiene como principio una destrucción de la estructura del ser cerrado.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados