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Resumen de Hablando de historia

Aura Cenzato de Thiele

  • Las primeras clases de cada primer semestre son, para mí, supremamente agradables. ¿Porqué? sencillamente porque voy a introducir, en el curso de Historia a nuevos estudiantes.

    Es cuando uno trata de explicar lo que la historia es y lo que no es Historia, es cuando se aclara que Historia son los gestos de cada uno en cada día que no por ser anónimos dejan de ser Historia, pero que Historia es también y sobre todo el pensamiento crítico, reflexivo y sistemático sobre estos gestos, sobre estos acontecimientos que en general o por ser demasiado cotidianos o por acaecer algo 'lejos' de nosotros no detienen nuestra facultad analítica: no los consideramos Historia. Que en Pereira se lanzó una nueva ofensiva contra el analfabetismo; que cual- quiera de nosotros haya tenido que bregar por un aumento salarial y/o haya sido cortésmente despedido, que nuestros vecinos ecuatorianos voten, y voten por tal candidato o partido o se abstengan de votar, que las fuerzas rebeldes apoyadas por Libia reabran fuego contra las tropas regulares del Presidente Hissene Habré en Chad, apoyado este por Francia y viceversa, que más misiles SS 20 hayan sido emplazados en Alemania Oriental en respuesta a la Instalación de los Pershing y Cruises en Europa Occidental y viceversa...

    Todo esto es historia, ¿no cierto? y con excepción del Presidente de Chad, no hemos mencionado a 'grandes nombres', ¿no cierto? pero si a grandes masas anónimas a nivel de estadísticas, pero que tienen nombre y apellido y cuyas acciones responden a su particular visión del mundo, responden a una serie de criterios formados o en formación, a una conceptualización clara y documentada o confusa e instintiva, sobre sus vidas, su país, su continente, su mundo.

    “Si quisiera que el mundo está tan lejos”. Exclama Susanita (la de Quino) ojeando los conflictos que relata el diario. Que tal que a Susanita, le hubiera tocado la dictadura militar en lugar de la guerra de Vietnam aludía el mencionado diario! o tal vez, a lo mejor, aún de haberle tocado la dictadura militar ni se habría dado cuenta de que algo pasaba a su país, o tal vez de haberse dado cuenta de algo, se habría hecho la que no sabía, no veía, no oía. Hay gente así, no cierto? y bastante. ¿Será escapismo? ¿Será miopía? Bueno, Ojalá nunca sea desencanto. ¿Que es lo importante en los acontecimientos que hemos mencionado?: el Chad, la campaña contra el analfabetismo, el despido, los misiles nucleares, las relecciones de mitaca, la amnistía de Belisario... Importante es el hecho de poderlos inscribir e interpretar significativamente dentro de ciertos parámetros, de ciertas coordinadas lógicas del gran campo de ajedrez que es el mundo: nuestro, digamos así, micromundo y nuestro macromundo, ambos igualmente fundamentales para todos nosotros y con mayor razón para los que hemos tenido el inmenso privilegio de estudiar y de ser, o aspirar a ser, profesionales. Es el esfuerzo grande forjarnos un método interpretativo que nos estructure como personas inteligentes (es decir que inteligente, comprenden) y trace una pauta para nuestras actuaciones. Llamar a este esfuerzo: necesidad, deber, creo que no es exagerado. Y que existe una reflexión crítica sobre Historia vivida y que esta reflexión crítica que llamamos ciencia histórica. Si es ciencia es una cosa seria. Y muy seria. Y nada fácil: ni es fácil hacerla ni es fácil entender- la. Vamos a ver. Uno dice Historia y (vrumm) a la gente se le viene un chorro (o un chorrito) de fechas y nombres a la mente, entre los cuales Todavía asoma algo del pavor de ese examen de sexto bachillerato que... en fin cada cual con su experiencia.

    Qué hemos dicho hasta aquí: Que existe una Historia y es la que hacemos, participamos, asumimos diariamente los 4.000 y pico millones de habitantes de este feliz planeta tierra: que lo queramos o no, que seamos o no conscientes de tan importante papel, fechas y nombres: esto evidentemente no es historia: al máximo será parte de una cronología que es uno de los muchos elementos de la ciencia histórica en aras de una necesaria exactitud. Porque historia no es Cristóbal Colón; que llega el 12 de octubre de 1492 en las tres carabelas, sino la comprensión lo más profunda, lo más amplia, lo más exacta, lo más significativa posible de un gran contexto que se vino lentamente desdibujando en base a ciertos factores específicos, repitiendo constantes históricas ya experimentadas En los siglos e introduciendo nuevas variables como respuesta a las necesidades contingentes, que, por ejemplo, lanzó al Océano millares de ingleses, de franceses, de españoles y portugueses, cada cual forjado por las experiencias .económicas, políticas e ideológicas específicas de su país de origen, juntando lo que podríamos llamar el papel individual y la interpretación de las contradicciones y necesidades de todo momento histórico. La lucha del indígena contra el colonizador, la colonización, la de las luchas para recuperar la independencia nacional o garantizar la sobrevivencia étnica, la revolución francesa, el protestantismo, la revolución bolchevique o china, los imperialismo enfrentados, la carrera armamentista, la lucha por el control de los mercados, el conflicto árabe-israelí, contadora y el Centro-América...

    ¿No son solo nombres y fechas, no cierto? es el esfuerzo de la razón humana para apropiarse de las causas y significados profundos de estos movimientos y cambios continuos.

    ¿Cómo? investigando a partir de ciertos criterios científicos Y metodológicos apropiados para la comprensión de la realidad: interrelacionando, deduciendo, induciendo, volviendo inteligible nuestro presente a la luz de la comprensión del pasado y viceversa en un movimiento dinámico de continua interrelación entre uno y la historia, entre pasado y presente.

    Estos criterios se han ido haciendo, a través de la investigación realizada mundialmente cada vez más universales, precisos y objetivos. De esto, que es muy interesante, podremos hablar en próximas ocasiones, pero decimos. Desde ya que es esta lucha intelectual hacia la comprensión, la esencia profunda de lo que llamamos historia. No todos somos historiadores, pero todos deberíamos sentir la necesidad de acercarnos y empezar a reflexionar sobre historia.

    ¿Para qué? ¿Para saber? ¿Para ser cultos? pues lo mismo daría aprendernos de memoria el directorio telefónico al derecho y al revés. ¿Para qué el saber fin a sí mismo? Queremos saber para poder comprender y comprender para poder actuar. Y para actuar no hay que ser alcalde o ministro o presidente. "Fulano pasó a la historia por..." ¿qué quiere decir? todos estamos en la historia. Y todos debemos asumir esta posición a partir de un estudio serio, riguroso, objetivo que nos permita construir un marco conceptual a partir del cual podamos adueñarnos de nuestra realidad, de nuestras decisiones y actuaciones, de sus alcances y repercusiones.

    Es una linda aventura: llega un momento en el cual esta nueva dimensión histórica se vuelve parte de uno mismo, como el hecho de respirar, y uno se vuelve como las cuerdas de un violín, vibrando frente a este presente que cada día respiramos, seleccionamos, interpretamos, decodificamos, o por lo menos tratamos de hacerlo, proyectándonos hacia un futuro que esperamos poder controlar.

    Es pensando estas y tantas cosas más que el discursito introductivo al curso de historia, varias veces repetido ya, y cada vez enriquecido por el aporte valioso de los estudiantes y de los colegas, me llena de una euforia contagiosa. A un nivel amplio e informal, podemos .seguir hablando de historia y quisiera que en estas hojas del Boletín se abriera espacio una reflexión histórica y una discusión constantes sobre nuestro presente y nuestro pasado, sobre métodos y principios investigativos, animada por todos los que nos reunimos y colaboramos en esta Universidad. ¿Será posible?


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