La expresión y la difusión del conocimiento se entienden en torno a unas pautas comunicativas reconocidas y aceptadas convencionalmente dentro de las comunidades científicas. Éstas desarrollan sus quehaceres a través de medios de comunicación de utilidad práctica en grado óptimo, y así ha sido tradicionalmente según condiciones y medios disponibles. En la Edad Media, por ejemplo, la lengua de cultura de mayor difusión era el latín, lengua que en Europa era el medio de conocimiento de los textos sagrados, la lengua de la Iglesia, y la lengua vehicular en las Universidades.
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