A través del análisis de la conformación de la Compañía Azucarera del Mante, de su funcionamiento y del contexto en que se expidió el decreto de su expropiación, se puede observar que las trasgresiones a la ley no fueron exclusivas de los funcionarios públicos, sino que emergieron como una alternativa ante la debilidad de las instituciones públicas, y que la develación de dichas acciones fue utilizada por Lázaro Cárdenas como una estrategia para fortalecer su gobierno en un periodo de creciente oposición. El propósito de este artículo es demostrar que algunos actos, que desde la óptica contemporánea se consideran corruptos, adquieren otra dimensión si se conoce el momento histórico en que ocurrieron y las opciones disponibles en ese contexto.
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