María Rosa Urraca Pastor fue una de las tres primeras consejeras nacionales del régimen franquista, en representación de la contribución femenina del carlismo a la España nacional. Su figura conoció una rápida carrera política, cuyo auge y caída se produjo en los diez años que ocupa la década de los años treinta. Compaginó un feminismo católico de sus años como militante en Acción Católica de la Mujer con una defensa del tradicionalismo monárquico. Fue la líder de las Margaritas, la sección femenina de la Comunión Tradicionalista Carlista y sufrió las consecuencias de la división interna del carlismo derivadas del decreto de Unificación de 1937
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