Kofi Annan, el secretario general de las Naciones Unidas, ha conseguido lo que parecía imposible: un acuerdo de paz para Irak. Pero, a pesar del éxito, la paz firmada está vigilada. El presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton, se ha convertido en la sombra de su homólogo iraquí, Sadam Husein. Las poderosas armas de aquél siguen apuntando a los palacios de éste, donde se supone que las guarda.
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