La vivienda tradicional shuar se dividía en dos zonas, una femenina (ekent) y otra masculina (tankamash). En cada una se desarrollaban actividades distintas y complementarias, reflejando así las relaciones de género, caracterizadas por la complementariedad. A partir de 1960 la introducción de los shuar en la sociedad nacional y la economía de mercado provocó numerosos cambios en su cultura que afectaron a la vivienda, la división del espacio doméstico y las relaciones de género. Los primeros cambios produjeron distintos tipos de vivienda en las que se aunaba lo tradicional con lo moderno y modificaciones en su división interna. En la actualidad las viviendas han dejado de lado los elementos estructurales tradicionales y la división del espacio doméstico ya no está relacionada con el género, sino que adquiere un carácter funcional
© 2001-2025 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados