En 1951 el Ayuntamiento de Algemesí encargará al pintor José Segrelles la difícil labor de completar las pinturas del retablo mayor de la iglesia de San Jaime, realizado a principios del siglo XVII por Francisco Ribalta y destruido parcialmente durante la Guerra Civil. El desconocimiento de la obra así como la existencia de una fotografía antigua del retablo, serán las bases de una polémica reconstrucción en la que se alterará la temática original del retablo, dándole a su vez un nuevo simbolismo.
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