La recepción de Wagner en España a finales del siglo XIX estuvo condicionada por los discursos ideológicos que en nuestro país se añadieron a la “obra de arte total”. Junto a aquellos que veían una fuerza regeneradora en los dramas del alemán, aparecieron, con igual fuerza, la risa y la burla. Este texto analiza la obra Lorenzín o el camarero del cine, estrenada en el Teatro Apolo de Madrid en 1910, disparatada parodia teatral de Lohengrin, escrita por Salvador María Granés y puesta en música por el maestro Arnedo, a través de la cual es posible observar el humorismo, presente junto al espectro filosófico, estético e ideológico, en la recepción wagneriana en España.
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