El progreso económico es uno de los objetivos a los que más atención se ha prestado en la historia del pensamiento. A pesar de que en la actualidad se suele confundir con el crecimiento, suponiendo que éste conduce a aquél, existe una diferencia clara consistente en que la mejora del producto supone progreso, mientras que el aumento de su cantidad favorece el crecimiento. A través de las innovaciones el empresario favorece ese progreso, pero se presentan una serie de problemas que hay que tener en cuenta: consumismo, inflación� En este artículo exponemos algunos planteamientos (Adam Smith, Keynes, Schumpeter) en los que se analiza el papel que desempeña el empresario a la hora de estimular el progreso, señalando que resulta necesario introducir valores morales para intentar evitar las dificultades que se presentan y conseguir un progreso más sostenible.
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