La compañía quiso comprar la marca Rover a BMW, que era entonces propietario. La cosa salió mal y BMW se lo vendió a Ford a través de Tata Motors. Y aquí viene la habilidad del marketing chino, que si no puede comprar una marca, se inventa otra muy parecida y la lanza a competir en el mercado con la que no ha podido adquirir. Por cierto, el proceso de creación de la marca Roewe es muy interesante.
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