Cada año, el regreso de los bombones Ferrero Rocher a los lineales son un símbolo de anticipo de la Navidad. También su retirada supone la antesala del buen tiempo, dado que no se venden durante los meses de más calor. Una estrategia, dice Mónica Villaseñor, su directora de marketing, basada exclusivamente en el consumidor, que responde a una apuesta por conservar la calidad organoléptica de los productos y que implica una complicada gestión logística por parte de la compañía "pero garantiza al consumidor encontrar nuestras especialidades siguiendo nuestro estándar de calidad".
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