Defendida por muchos, rechazada por otros y en general poco comprendida como propuesta más ampliasobre un mundo en dramática transformación, la economía creativa parte del reconocimiento del talentocreativo –cultural o científico– como el recurso de más valor de una economía y de una sociedadque tienden a la estandarización. Con eso, es posible reproducir una dinámica de apropiación y exploración,ahora con base en la creatividad como materia prima; o, alternativamente, buscar crear las condicionespara que el talento creativo, presente en todos, sea valorado de modo más ubicuo, generandootras posibilidades de desarrollo colectivo e individual. Este artículo propone la economía creativa comobase de un nuevo paradigma económico, discute la posición de la cultura como un pilar básico de esecontexto todavía en formación y trae la discusión a Brasil, país que se enorgullece de la creatividad desu gente y la tiene como rasgo pronunciado de su imagen internacional. Veremos en grandes líneascómo la economía creativa brotó en un debate que ya lleva una década, con arranques y paradas; y loque avanzó (o no) desde entonces, concluyendo con sugerencias puntuales para la construcción deuna política más estructurada del tema.
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