Una de las razones que fundamentan la peculiaridad del Constitucionalismo español respecto a otros modelos (norteamericano, francés o inglés) es la cuestión de la legitimidad. Frente a modelos basados en la legitimación dinástica o tradicional y modelos basados en una legitimación revolucionaria, el caso español ofrece un panorama complejo donde tanto el monarca como las Cortes presentan problemas de legitimidad.
El reinado de Fernando VII, sin legitimidad democrático-constitucional y con una más que dudosa legitimidad dinástico-tradicional aparece así no como una «restauración » de la situación anterior, sino como la «instauración» de la primera autocracia de nuestra historia.
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