Sandra Pérez Rial, Alvaro Girón Martínez, Germán Peces Barba Romero
El desarrollo de modelos animales de una enfermedad ha sido siempre bien acogido por la comunidad científica porque permite realizar una aproximación a la investigación de determinados aspectos de la misma.
Los modelos animales de la EPOC no pueden llegar a reproducir la heterogeneidad de esta enfermedad y generalmente solo llegan a representar los estadios más leves de la misma. Además, la obstrucción al flujo aéreo, variable que determina el diagnóstico en un paciente, no siempre se tiene en cuenta en los modelos. Por este motivo, los modelos se han centrado en el desarrollo de enfisema, fácilmente detectable por morfometría pulmonar, sin prestar atención a otros componentes de la enfermedad, como la lesión de las vías aéreas o las alteraciones vasculares asociadas.
La exposición continua y prolongada al humo de tabaco se considera el principal factor de riesgo de esta enfermedad, lo que justifica que sea el modelo de exposición al humo de tabaco el más ampliamente utilizado. Sobre esta base de modelo podemos encontrar algunas variantes relacionadas con el tiempo de exposición, la asociación de otros inductores o inhibidores, las exacerbaciones o el uso de animales transgénicos que facilitan la identificación de las vías patogénicas. Es posible, por tanto, reproducir algunas variantes o heterogeneidades de esta enfermedad y diseñar uno u otro modelo que sea capaz de responder a una u otra pregunta de investigación, dirigida bien a una identificación patogénica y/o bien a una respuesta terapéutica.
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