No necesitar un "motivo justificado" para el despido. Ese es el sueño de muchas patronales europeas. Para satisfacer esta demanda, los Gobiernos de la Unión Europea deberían denunciar la convención nº 158 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que España, por ejemplo, ratificó en 1985. Luchar contra semejante retroceso se revela cada vez más difícil para la agencia de la Organización de las Naciones Unidas.
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