Marta Fanlo Maresma, Xavier Pintó Sala
En la diabetes mellitus, la insuficiencia renal, las dislipemias genéticas o las enfermedades autoinmunes se produce una aterosclerosis prematura y una progresión acelerada de esta enfermedad. Por ello, se consideran situaciones de alto riesgo cardiovascular en las que se necesita adoptar estrategias de prevención que incluyan unos objetivos más estrictos. En todas ellas existen alteraciones cualitativas y cuantitativas de las lipoproteínas plasmáticas que pueden corregirse parcialmente modificando el estilo de vida y adoptando hábitos saludables, si bien en general va a ser necesario recurrir a medidas farmacológicas. Las estatinas son fármacos eficaces para disminuir el colesterol y, en menor proporción, los triglicéridos. Además, aumentan moderadamente el colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad y disminuyen la incidencia de enfermedad cardiovascular aterosclerótica, por lo que se los considera medicamentos de primera elección en el tratamiento de la dislipemia aterogénica. El control de los demás factores de riesgo cardiovascular ha de ser sistemático.
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