Todo el mundo está de acuerdo en que la educación debe formar pensando en el futuro de la sociedad a la que deberán incorporarse los alumnos, pero ¿cómo será esa sociedad? ¿Qué características tendrá? ¿Qué competencias y habilidades serán necesarias para desarrollarse profesionalmente? ¿Qué tipo de contenidos serán valorados? La prospectiva no es una ciencia y sus predicciones con demasiada frecuencia no se ajustan a la realidad.
Lo que sí parece claro es que nuestro mundo, y muy especialmente el que les tocará vivir a los alumnos que tenemos en nuestras aulas, es y será cada día más complejo y que para resolver muchos de los problemas que se nos plantean se necesitan grandes dosis de creatividad. Por tanto, en este artículo nos centramos en la necesidad de aumentar el trabajo de la creatividad en nuestros centros.
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