El movimiento obrero peruano, tras su tradición anarcosindicalista de comienzos de siglo, se identificó en forma ampliamente mayoritaria con el APRA. Esta identidad se modificó entre fines de los 60 y los 70: el movimiento obrero, agrupado mayoritariamente en la CGTP y en federaciones independientes, ha proclamado su identidad con posiciones marxista-leninistas. Las elecciones de 1978, 1980 y 1983 confirman la nueva lealtad: la correlación entre clase obrera y voto por la izquierda marxista es muy consistente. Sin embargo, este cambio de lealtad no parece haber sido objeto de investigación que reconozca su excepcionalidad: ninguna clase obrera latinoamericana ha registrado un cambio de identidad política.
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