Manuel Acosta Seró, Daniel Coronado Guerrero
La Comunidad Europea, Japón y Estados Unidos son las tres potencias económicas que mayor cantidad de fondos, tanto públicos como privados, dedican a investigación y desarrollo tecnológico (I+D). La distribución espacial de estas actividades, caracterizadas por su dinamicidad y fuerte interrelación, no es homogénea; las grandes multinacionales tienden cada vez más a concretar sus complejos de investigación en el núcleo central de la Comunidad, un arco que va desde el sureste de Inglaterra al norte de Italia, pasando por los Países Bajos y la antigua RFA, con ramificaciones en Barcelona y el Levante español. Esta concentración implica una pérdida de oportunidades para las regiones periféricas, que ven restringidas sus posibilidades al efecto arrastre que ejerce la inversión pública, su propia capacidad de atracción y su potencial regional de investigación y desarrollo tecnológico.
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