Avanza el otoño y el frío azota con dureza el norte de Europa, lo que empuja hacia el sur a miles de aves que acaban abarrotando los campos y lagos de la porción nororiental alemana y las costas de los mares Wadden y Báltico. Ánsares, barnaclas, cisnes, serretas, porrones, ampelis y pigargos dan valor al paisaje invernal de Berlín, Mecklemburgo-Pomerania Occidental, Brandeburgo y Schleswig-Holstein
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