El TMO es un procedimiento que se utiliza como tratamiento definitivo de trastornos hematológicos.
El paciente es sometido a un tratamiento bastante agresivo de quimioterapia y/o radioterapia ("acondicionamiento") que le prepara para estar en las condiciones más adecuadas para recibir la nueva médula ósea.
En el paciente se provoca un estado de inmunosupresión durante un periodo importante de tiempo, lo que favorece el riesgo de adquirir infecciones diversas y otros trastornos derivados del acondicionamiento, como son la toxicidad renal, hepática, mucositis y hemorragias, entre otras.
Al mismo tiempo, el tratamiento inmunosupresor con ciclosporina evita la aparición de un trastorno igualmente importante y peligroso: la EICH.
Entre los distintos TMO se encuentran los siguientes: autólogo, el donante y el receptor son la misma persona; singénico, el donante y el receptor son gemelos; alogénico, el donante puede ser un familiar (emparentado. El hermano nunca es gemelo) o una persona ajena al receptor (no emparentado); cordón umbilical.
Aunque la infusión de la médula ósea viene a durar sólo unos minutos, el proceso del TMO completo dura de 4 a 6 semanas (dependiendo del tipo de trasplante realizado y si no surgen complicaciones importantes). Durante este tiempo, el paciente es sometido a un completo y complejo tratamiento de mantenimiento y soporte del resto del organismo combinando antibióticos, protectores gástricos y hepáticos, diuréticos, sueroterapia, etc.
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