Alejandro Pérez Camacho, Uxio Labarta
Los moluscos bivalvos, a excepción de la ostra, no tuvieron relavancia económica en nuestro país hasta mediados de los años 60, cuando, favorecidos por una mejora en los transportes y en la red de frío, se convirtieron en producto-símbolo del estatus social medio. Hasta entonces, los cultivos industriales del mejillón se destinaban, al igual que los de la almeja, el berberecho, la zamburiña y la vieira, a la conserva. El consumo en freco se reservaba para el mercado local muy reducido. La rentabilidad para el mariscador era baja y la demanda de estos productos, muy escasa. Esta situación cambió con las investigaciones marinas, consolidadas en nuestro país en la década de los 80.
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