La microbiota autóctona es el conjunto de microorganismos que colonizan la piel y las mucosas. La simbiosis es habitualmente mutualista pero puede hacerse parasitaria debido a disfunciones de la respuesta inmune. La microbiota de la piel incluye bacterias (95%), hongos lipofílicos y ácaros. En el aparato digestivo cada cavidad tiene su microbiota característica que alcanza su órgano diana en el periodo perinatal, dando lugar a comunidades complejas y muy estables (homeostasis). La microbiota vaginal varía con la actividad endocrina, aumentando muy significativamente durante el periodo fértil y, sobre todo, durante el embarazo, en los que suele estar dominada por Lactobacillus spp. Los efectos beneficiosos de la microbiota autóctona pueden resumirse en cuatro: a) suministro de nutrientes esenciales, como vitaminas y algunos aminoácidos, b) aprovechamiento de nutrientes no digeribles, la microbiota colónica degrada glúcidos complejos que no podemos digerir, proporcionándonos casi el 20% de las calorías de la ingesta diaria, c) desarrollo del sistema inmunitario: el contacto continuo con el sistema inmune sirve de entrenamiento que lo mantiene en forma para repeler con eficacia a los agentes infecciosos y d) antagonismo microbiano: impide el asentamiento de microorganismos patógenos sobre nuestras mucosas. Se manifiesta de tres maneras: interferencia con la colonización, producción de compuestos antimicrobianos y coagregación con los patógenos potenciales. La microbiota también puede producir perjuicios, principalmente, infecciones endógenas, de carácter claramente oportunista y generación de compuestos carcinogénicos.
Los probióticos son “microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del consumidor”. Los prebióticos son glúcidos no digeribles, que estimulan el crecimiento o la actividad de los microorganismos autóctonos, resultando en un beneficio para la salud. Los simbióticos son mezclas de probióticos y prebióticos que generan una acción saludable sinérgica.
The autochthonous microbiota is the community of microorganisms that colonizes the skin and mucosal surfaces. The symbiosis is, generally, mutualistic but it can become parasitic due to immune response alterations. The skin microbiota includes bacteria (95%), lipophilic fungi and mites. In the digestive apparatus, each cavity presents its own microbiota, which reaches its target organ during the perinatal period, originating complex and stable communities (homeostasis). The vaginal microbiota varies with the endocrine activity, significantly increasing during the fertile and pregnancy periods, when lactobacilli are the most abundant organisms. Four are the main benefits of the autochthonous microbiota: i) delivery of essential nutrients, such as vitamins and some amino acids; ii) utilization of undigestible diet components, the colonic microbiota degrades complex glycans and fulfils almost 20% of the calories present in a normal diet; iii) development of the immune system: the continuous contact with the immune system maintains it alert and in good shape to repel pathogens efficaciously and iv) microbial antagonism, hinders colonization of our mucosal surfaces by alochthonous, potentially pathogenic, organisms. This works through three mechanisms: colonization interference, production of antimicrobials and co-aggregation with the potential pathogens. The microbiota can, sporadically, produce damages: opportunistic endogenous infections and generation of carcinogenic compounds.
Probiotics are “live microorganisms that when administered in adequate amounts, confer a health benefit to the consumer”. Prebiotics are undigestible glycans that enhance the growth or activity of the intestinal microbiota, thus generating a health benefit. Synbiotics are mixes of probiotics and prebiotics that exert a synergistic health effect.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados