En una de sus cartas, Sorolla confesó "yo lo que quisiera es no emocionarme tanto, porque después de una como hoy, me siento deshecho, agotado, no puedo con tanto placer, no lo resisto como antes (...)" y añade "es que la pintura, cuando se siente, es superior a todo; he cicho mal: es el natural lo que es hermoso"
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