Mujer de 39 años, gestante de 31 + 5 semanas, que llegó a nuestra Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) derivada del Servicio de Urgencias del hospital, presentando tobillos hinchados, dolor de cabeza y cansancio al esfuerzo moderado. Se procedió a una toma de presión arterial (158/96 mmHg) y una valoración de edemas de miembros inferiores. La monitorización cardio-fetal era normal. Conocedora y usuaria de pautas saludables en el embarazo, no seguía ningún tratamiento. Madre soltera, se mostró preocupada por su feto (conseguido a través de fecundación in vitro) y supimos de la ayuda de su madre ante cualquier contratiempo.
Elaboramos un Plan de Cuidados Individualizado. Utilizamos para recogida de datos: valoración 14 necesidades de Virginia Henderson y taxonomía diagnóstica NANDA, NOC, NIC.
Detectamos como diagnóstico de enfermero «Exceso de volumen de líquidos» y «Riesgo de alteración de la diada materno-fetal» y como complicaciones potenciales, la eclampsia y la prematuridad del feto.
Nuestros objetivos generales (NOC) fueron integrar a la mujer en el proceso al que se enfrentaba y que supiera reconocer los factores de riesgo propios de su enfermedad. Las intervenciones enfermeras (NIC) contemplaban la enseñanza de su enfermedad y tratamiento y la instauración de nuevos hábitos de vida saludables.
El rol de la enfermera en una UCI Maternal permitió ayudar a la mujer a mantener un máximo bienestar materno-fetal, facilitándole para ello la suplencia requerida en la satisfacción de sus necesidades. Un mal manejo de la situación nos adentra en un marco de morbimortalidad alto en nuestras unidades
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