Resumen de Fotogrametría y patrimonio arquitectónico: iniciática
Toda rehabilitación arquitectónica, como intervención en nuestro patrimonio cultural, requiere previamente una documentación informativa respecto de su estado y naturaleza, de su realidad física. Realidad que hoy día un buen número de medios permiten geometrizarla rápida y fielmente utilizando como base la fotografía.
Pero esta aplicación de la fotografía a la medida [1], base de nuestra indispensable Fotogrametría y en cuyo ámbito se adscribe todo levantamiento arquitectónico, se encuentra en una situación paradójica: nos ofrece hoy como conquista una libertad de elección entre un sinfín de aplicaciones informáticas que nos remiten a la ineludible conquista que fraguaron sus comienzos.
Superadas las clásicas etapas en la que se ha dividido históricamente, la analógica, la analítica y la digital, o su clasificación entre terrestre y aérea, siempre recurriendo a los pares estereoscópicos como fundamento de la conocida estereofotogrametría, hemos llegado a un punto en el que cada vez más proliferan programas que tratan fotografías aisladas, monoscópicas, bien �rectificándolas� o bien procesándolas según las leyes de la geometría proyectiva.
He aquí la razón de volver la vista atrás, a esa historia que entendemos como futuro del pasado, para recordar cómo surgió todo y por qué, cuáles fueron las claves de la aparición del método indirecto de levantamientos más indirecto, del que permite llegar a la representación abstracta de la realidad geometrizable a partir de imágenes icónicas que la traslapan.
Desvelaremos aquí esas claves y las fases y pioneros que constituyen la iniciática de la Fotogrametría
