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Resumen de Desbalance del empleo en el sector turístico colombiano

Manuel Leguizamón

  • Es aceptado que la actividad turística por excelencia es un generador de empleo directo, sin embargo, los cambios en la prestación de los servicios originados por la creciente mediación de las modernas tecnologías, las nuevas tendencias en los comportamientos de consumo de los turistas, las innovaciones introducidas por las organizaciones prestadoras de servicios turísticos con el fin de mejorar su posición competitivas inducen a reflexionar sobre la actual demanda de capital humano por el sector. La necesidad de incrementar la capacidad competitiva de los prestadores de servicios turísticos, motivada por la competencia globalizada que caracteriza el entorno turístico, que amplía la oferta de destinos y productos alternos en un mercado con competidores “más cercanos” gracias a la mediación de las plataformas tecnológicas, ha llevado a que su estructura de empleo generado lo demande más competente y autónomo. Así mismo estos nuevos retos de la empresa turística se han enfrentado mediante la innovación en sus servicios, la diversificación de los mismos, la incorporación de tecnología de punta, la mayor automatización y la cualificación del empleo, aspecto este último que nos llevará a tener un argumento sustancial en el análisis de la asimetría entre oferta y demanda de empleo en el sector turismo. En este sentido la empresa de turismo ha demandado del sector educativo un mayor énfasis en la formación del Recurso Humano con foco en las competencias laborales, en especial de los perfiles ocupacionales correspondientes a los técnicos y tecnólogos. La formación en competencias aumenta las capacidades de producción del trabajador como quiera que enfatiza la formación basada en el conocimiento útil y práctico, el estímulo a las habilidades y las destrezas. Así, a su vez, el reto para el sector educativo corresponde en ofrecer programas que deben tener en cuenta las reales necesidades de desarrollo del sector, adquirir compromisos para formar por competencias; fortalecer las destrezas en el manejo de tecnologías; el multi –o al menos bilingüismo– con énfasis en las destrezas auditivas y de conversación; el crear una mayor conciencia ambientalista y la fundamentación en los valores culturales y patrimoniales Sin embargo, se ha presentado una tendencia descendente en la proporcionalidad entre el crecimiento de la oferta de empresas del sector turismo y la generación de empleo directo, pues a pesar del incremento de prestadores de servicios turísticos, las innovaciones tecnológicas, la mayor oferta de productos y servicios turísticos mediados por redes de comunicaciones, la mayor automatización de los procesos internos de las empresas, el incremento de la contratación externa (outsourcing), los nuevos modelos de vinculación por servicios temporales, contribuyen con esta asimetría entre la demanda y la oferta de empleo directo. Es el caso del sector alojamiento, empresas emblemáticas de la oferta turística, presentan una tendencia descendente en la generación de empleo directo. Por ejemplo la hotelería colombiana en un reciente Estudio realizado sobre la oferta y la demanda de Formación de RRHH en América Latina pasó de una tasa de 101,3 empleos directos por establecimiento para la hotelería convencional a comienzos de la década de los 2000 a registrarse en 61,1 para el 2008 y proyectarse en 47,6 para el 2015. Además en estas empresas prevalece la tendencia a preferir los perfiles técnicos y tecnológicos, caracterizados por su vocación en la fundamentación de la interacción de un saber con lo instrumental y lo operacional. En efecto, el 75,2% son cargos de nivel operativo, lo de nivel medio o de supervisión son del 15,7% y el restante 9,1% para los niveles directivos y ejecutivos. En muchos casos estos últimos niveles son ocupados por profesionales de otras disciplinas diferentes al turismo. A los perfiles profesionales les queda un mayor espacio de oportunidades en otras empresas prestadoras de servicios turísticos, la que podríamos llamar de turismo, en las que los niveles profesionales son necesarios, pues este perfil corresponde a la formación recibida por las personas para el desempeño autónomo, con competencias de mayor complejidad y amplitud, sólidos conocimientos, capacidad para el análisis y el aporte de soluciones a su entorno social. Sin embargo, se presenta una preferencia por la formación técnica y tecnológica en detrimento de la profesional. Las razones corresponden a la desproporcionalidad que se presenta entre el mayor esfuerzo de la segunda –exigencia académica, tiempo, inversión– y la cada vez más reducida diferencia en la remuneración recibida. Además, contribuye con este desdeño hacia la opción de la formación profesional la tendencia del tipo vinculación laboral que el sector productivo ofrece, en donde es primordial que el trabajo corresponda a un mayor compromiso social, a vincular a este capital humano mediante contratos laborales que permitan generar empleo decente –en los términos que lo declara la OIT– dignificar el empleo, asegurarle al trabajador equidad entre su capacitación y su remuneración; niveles de protección a través de seguridad social; a que prevalezca el estímulo a la vinculación por competencias, al merecimiento académico y a la remuneración equitativa y adecuada.


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