Puede que la victoria de Syriza en Grecia haya dejado de representar el cambio para Europa que muchos esperaban en el Viejo Continente. El Banco central Europeo (BCE) y Alemania aprietan ahora para que el nuevo Ejecutivo heleno acepte ayudas económicas que salven de nuevo al país mediterráneo, exangüe tras años de austeridad. Sin embargo, que el BCE haya lanzado un plan de compra masiva de bonos, la apuesta por la inversión de la Comisión Europea y el margen de maniobra otorgado por Bruselas a países como Francia, Italia, Bélgica permiten ver que hay luz más allá del apretado cinturón continental promovido por la canciller Angela Merkel y el resto de defensores de la austeridad.
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