Pablo Iglesias se juega buena parte de su capital político en el desenlace de la crisis griega, en un envite del que difícilmente logrará salir indemne, después de haber apoyado a Syriza abiertamente. Y es que, aunque Alexis Tsipras consiga aflojar las políticas de austeridad diseñadas por la Troika, probablemente va a tener que aceptar recortes y reformas que no parecía dispuesto a negociar hace unos meses. Además, la situación económica en Grecia seguirá siendo muy complicada durante los próximos meses, y el PP va a poder seguir vinculando a Podemos con políticas que conducen a corralitos y dramas sociales. Y mientras, la rebelión por el sistema de primarias para elegir a los candidatos de Podemos para las generales amenaza con socavar el poder de Iglesias y el calendario para los comicios.
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