El 24-M ha traído consigo un nuevo mapa y unos nuevos protagonistas, arrinconando en un papel secundario a quienes hasta hace poco atesoraban gran poder territorial y político. Xavier Trías ejercerá la oposición en el Ayuntamiento de Barcelona, como Juan Antonio Monago en Extremadura o María Dolores de Cospedal en Castilla-La Mancha, al menos hasta que cambie su suerte en elecciones y congresos. Pedro Sanz, Luisa Fernanda Rudi, Alberto Fabra y José Ramón Bauzá se marchan con Rita Barberá al Senado, una Cámara cuyo papel está en permanente cuestión. Y Ana Botella, que deja la política, disfruta de unas largas vacaciones. Sólo el valenciano disfrutará de la oficina de expresidente y, en Madrid, a Ignacio González se le pueden hacer muy cortos sus días en el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid. Porque las prebendas están mal vistas. Y a los partidos tradicionales les están pasando factura.
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