Una de las consecuencias internas del resultado del 24-M en el PP es el inevitable movimiento en el banquillo de los candidatos. Para la sucesión de Rajoy, inviable a escasos meses de las generales, y para la de los dirigentes más quemados, más probable después de que el presidente admitiera cambios en el Gobierno y en el partido. De la terna de eventuales recambios del líder conservador se cae María Dolores de Cospedal, la mayor damnificada tras perder Castilla-La Mancha y a quien dentro de la formación reclaman su abandono de la Secretaría General. Permanecen Alberto Núñez Feijóo y Soraya Sáenz de Santamaría sin que ninguno de ellos aparezca como claro favorito. Y se incorpora Cristina Cifuentes, que podría salvar los muebles en uno de los pocos feudos importantes que permanecerían en manos popularessi no se tuerce el asunto de la imputación de su número siete y logra la presidencia de Madrid. Antes, Pablo Casado y Esteban González Pons suenan como refuerzo en Génova o Moncloa.
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