Las del 24-M se recordarán como unas elecciones históricas. El PP ha perdido Madrid y Valencia, dos plazas en manos populares desde hace dos décadas, y la mayoría absoluta en casi todos los territorios donde ahora gobierna, perdiendo Extremadura y Castilla-La Mancha hasta ahora presidida por su número dos, María Dolores de Cospedal. Eso ha abierto la puerta de entrada a las formaciones de izquierda, en algunos casos con la sorprendente irrupción de Podemos a través de plataformas municipalistas como la de Ada Colau, la candidata más votada en Barcelona, y obliga al PP a replantearse su táctica de cara a las generales. Sin tiempo para cambiar de candidato, los conservadores no renunciarán a plantearle a Rajoy un debate sobre el mensaje, la estrategia y las caras del partido.
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