El siglo XX trajo muchos cambios al mundo del arte. Entre los más significativos, la expansión del concepto de obra de arte a objetos y manifestaciones cargados conceptualmente a través de su contextualización dentro del espacio expositivo. A partir de entonces nos es posible encontrar urinarios, balas de paja, pieles de frutas, botellas de refresco y otros objetos aparentemente cotidianos y entenderlos como manifestaciones artísticas.
En el siglo XXI la mayor aportación de la producción humana a la cultura en general es la conectividad. La era de las telecomunicaciones estrecha el mapa mundial y permite interacciones personales transculturales que han transformado el panorama sociopolítico.
El arte de Internet se nutre de ambos para conformar un discurso a menudo social y políticamente comprometido contextualizado en el ámbito del arte y conectado mundialmente a través de la red. ¿Por qué este movimiento artístico contemporáneo tiene tan poco reflejo en el ámbito institucional?
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