Molde para la oscuridad es una pieza que ha supuesto diferentes retos en una intervención realizada en 2012 en el Museo ARTIUM.
En primer lugar presentaba problema de seguridad. La instalación de una bombilla, lacada para simular una luz negra, sobre un portalámparas que mostraba los hilos de cobre a 220 V, suponía un grave peligro para el público en caso de contacto. Asimismo, se planteaban problemas de obsolescencia debida, por un lado, a la durabilidad propia de la bombilla y, por otro, a que, si bien aún se pueden encontrar en el mercado, actualmente está prohibida su producción.
Con el fin de definir una intervención que podía implicar modificaciones o sustituciones de algunos elementos, realizamos diversas consultas al artista, y nos enfrentamos a muy variadas alternativas.
Las opciones elegidas pasaron por respetar al máximo la estética povera y experimental de la obra, reduciendo el voltaje de la instalación y combinando el aspecto de la tecnología incandescente con las ventajas de la LED.
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