Resumen de Deanna Durbín.
Al final de los años treinta los Estudios Universal se encontraban al borde de la quiebra. Los argumentos de sus películas carecían de interés y eran poco imaginativos, limitándose en muchos casos a narrar la historia de un héroe, acusado de un crimen que no cometió, que se esfuerza en todo momento en probar su inocencia. Hubo algunas dignísimas excepciones, como las películas "monstruosas" dirigidas por James Whale o las protagonizadas por el dúo cómico Bud Abbott y Lou Costello, pero la productora necesitaba desesperadamente una estrella que les ayudara a salir de aquel caos. Deanna Durbín, una joven canadiense con maravillosa voz de soprano, produjo el milagro. Un milagro que no sólo sacó a la Universal de los números rojos, sino que supuso que el período comprendido entre 1937 y 1945 fuera conocido en Hollywood como "La Era Durbín".
