En este artículo se analiza como la elite cartagenera en pleno periodo de la Regeneración construyó una serie de dispositivos de control social que buscaban contrarrestar los altos índices de criminalidad y trasgresión social y a la vez impulsar la construcción del nuevo ciudadano cartagenero. Todo este proyecto estaba soportado en dos dispositivos preventivos y punitivos de intervención social. Un dispositivo policivo y un dispositivo educativo. El objetivo era el impulso de los valores urbanos modernos entre la población cartagenera e igualmente la construcción simbólica del nuevo ciudadano cartagenero, virtuoso, trabajador, educado, católico y respetuoso de la autoridad y del ordenamiento jurídico. Simultáneamente se implementó entre los cartageneros la destrucción simbólica del anti-ciudadano y sus valores negativos: la vagancia, el juego, la mala educación, la trasgresión y su tendencia al delito.
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