Rose Marie Hagen, Rainer Hagen
No hace falta haber estado en Roma ni haber ojeado libros de arte para reconocer estas manos que se extienden la una hacia la otra. El motivo ha atravesado los muros del ámbito artístico y se ha incorporado al acervo cultural general, al menos en Europa. No faltan indicios de su popularidad, especialmente visibles en la publicidad: "Motiva a tu prójimo como a ti mismo", decía una revista dirigida a ejecutivos a la vez que hacía saltar chispas entre las puntas de los dedos pintados por Miguel Angel; Nokia ilustraba su famoso eslogan "Connecting People" con dos manos buscándose sobre un fondo azul; y en la película más taquillera de Steven Spielberg E.T., el larguísimo dedo del extraterrestre se extendía para rozar el índice de una mano infantil.
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