Así como Pío Baroja ha sido llamado con razón un clásico de la estirpe de los maestros de la picaresca española, que ha prolongado hasta nuestros días la más clara y definida tradición de la novelística castellana --a pesar de que no ha tenido pretensión o debilidad por el clasicismo-, bien se puede decir también de él que no obstante haber publicado una veintena de obras de tema histórico, ha sido el escritor peninsular contemporáneo de menos pretensión historial.
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