El mural de Diego Rivera: El agua, origen de la vida (1951), ubicado en la segunda sección del bosque de Chapultepec, representa la elaboración de un imaginario complejo sobre el agua y su relación con la vida y la ciudad. En él Rivera mostró a la urbe como un microcosmos de la naturaleza, como el lugar de una organización racional de los elementos tangibles del entorno, como el agua, el suelo y los olores.
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