En el año 2001, un universo de 912 instituciones universitarias y tecnológicas mexicanas atendieron un total de 1 660 973 estudiantes de nivel licenciatura, de los cuales 47.8% eran mujeres (ANUIES, 2002). Desde finales de la década de los noventa, la proporción de mujeres en el sistema de educación superior prácticamente se había equilibrado con el porcentaje de hombres. A esta situación contribuyeron dos elementos centrales: la mayor presencia de las mujeres en las opciones de licenciatura, enseñanza normal y tecnológica y el estancamiento de la tasa de crecimiento masculina en la matrícula universitaria (Rodríguez, 2002).Algunos autores coinciden en señalar que la etapa contemporánea particularmente el lapso comprendido entre 1970 e inicios de los años ochenta, ha sido caracterizado como una etapa de “expansión no regulada” (Acosta, 1998; Kent, 1993). Con esta expresión se busca subrayar que el significativo crecimiento de este nivel educativo ocurrido en esos años no fue producto de una planeación que tomara en cuenta factorescomo el balance entre establecimientos públicos y privados, el fortalecimiento de la investigación, la elevación de la calidad de la docencia, las disparidades sociales y regionales nilas que existían entre hombres y mujeres en la composición de la matrícula y de los cuerpos académicos.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados