La tesis principal de la obra parte de la existencia de ciertas continuidades en la historia psicológica de las mujeres, tanto en los antecedentes del medievo como en la etapa posterior del barroco.Lamentablemente, la esencia inmutable en las mujeres de estos periodos es precisamente su condición de subordinación y depreciación. Lo que la autora pretende con esta obra es tratar de mostrar una de esas “estampas de la miseria femenina... patéticamente ciertas”.La dualidad maniquea de la doble moral cristiana configuró dos modelosfemeninos diametralmente opuestos y excluyentes: Eva, como símbolo absoluto del pecado; y la Virgen María, como icono del virtuosismo y la pureza. En ellas se esconden una infinidad de binomios radicalmente contrapuestos como sexo versus maternidad o libertinaje frente a abnegación y sufrimiento.
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