Todavía hoy cuando estamos celebrando el setenta aniversario del final de la II Guerra Mundial, y después de todo lo que se ha escrito sobre este asunto, el nacionalsocialismo sigue manteniendo secretos ocultos tras una cortina de misterio, a falta de una prueba definitiva que convierta en historia lo que hoy parece leyenda. Uno de esos asuntos es el de las presuntas películas pornográficas realizadas por la seguridad del Estado nazi entre 1940 y 1943 para sobornar a diplomáticos, empresarios y hombres de negocios de naciones neutrales o enemigas y, en último caso, conseguir a cambio favores políticos o materias primas necesarias para el Reich. Son las que los expertos llaman "las películas de Sachsenwald"
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