Se precisa una nueva teoría del Estado. En vez de temer que el Estado, al ocuparse de reactivar los núcleos del pensamiento emancipador existente en toda sociedad, se proyecte inhibitoriamente sobre ellos, debe pensarse en la adquisición de dimensiones libertarias por parte del Estado. Un Estado libertario y justo. Ni un Estado empresario, ni un Estado ausente, ni un Estado omnipotente, ni un Estado sin políticas colectivas, ni un Estado regulador de la cultura, ni un Estado sin competencias sobre la producción social y las políticas efectivas de soberanía en la acción política y económica. En verdad, un Estado amasado en libertades objetivas y subjetivas es lo que merece la época, y desde luego la multivariada y heterogénea cultura social argentina. La reciente creación de una secretaría de Estado vinculada con la promoción cultural, con el nombre de “coordinación estratégica”, despertó suspicacias que quien ocupará el cargo, Ricardo Forster, se ocupó de disipar adecuadamente con solo recordar su currículum y su formación humanística fundada en el alto pensamiento crítico de raíz universalista.
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