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Hendaya

  • Autores: Ángel Viñas Martín
  • Localización: Política exterior, ISSN 0213-6856, Vol. 29, Nº 168, 2015, págs. 118-126
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Sin documentos íntegros en España de la preparación de la reunión el 23 de octubre de 1940 entre Franco y Hitler y de sus resultados, Hendaya se ha convertido en uno de los capítulos míticos de la propaganda franquista sobre la habilidad y prudencia del caudillo.

      Existen pocos mitos sobre la "hábil prudencia" de Franco que hayan tenido un recorrido tan largo y duradero como el de Hendaya. Con él va de pareja un correlato: su gestión ante una supuesta amenaza contra la integridad y soberanía españolas que estuvieron dispuestas a ejecutar las tropas nazis durante la primera fase de la guerra europea en 1940-41.

      En Hendaya, el 23 de octubre de 1940, Franco confrontó, se afirma, con sin igual astucia al entonces "amo de Europa", Adolf Hitler, y virilmente se negó a participar en la contienda. Con éxito. Sobre la reunión, sus antecedentes y sus consecuencias, se han escrito ríos de tinta. Un historiador de recias credenciales profranquistas incluso se atrevió a escribir una "historia definitiva". Sin embargo, Hendaya no ha liberado aún todos sus secretos. La mejor reconstrucción de lo ocurrido se debe, sin duda, a Manuel Ros Agudo y, en tiempos algo más lejanos, a Antonio Marquina y Paul Preston.

      Lagunas previas Para decir algo sustantivo hay que volver a las fuentes. Al hacerlo, rápidamente se pone de manifiesto que lo que debería ser la documentación fundamental por parte española no se conoce. Así, por ejemplo, no se dispone del dossier que a Franco se le habría preparado antes del encuentro. Una reunión de dos jefes de Estado no es nada trivial. Menos en tiempos de guerra. No pienso que el dossier hubiera contenido, en la terminología moderna, speaking points, exposición, line to take. No. Pero, en términos estrictamente burocráticos, ¿es verosímil que no hubiera escrito o solicitado alguna nota informativa? Franco no era un gigante nemotécnico ni hipermnésico. ¿O se fio de su instinto y de la divina providencia? Lo que se discutía afectaba directamente a cuestiones del Alto Estado Mayor (AEM) y de los ministerios de Asuntos Exteriores, Ejército, Aire e Industria y Comercio. Todos controlados por militares, salvo el primero, al que había dado el salto Ramón Serrano Suñer. De hecho, quedan restos, pero insuficientes. Una casualidad.

      La carencia resulta más sorprendente si se tiene en cuenta que Hendaya fue la consecuencia de dos viajes previos de dos enviados especiales de Franco a Alemania. No pudieron ser demasiado indolentes pero sus informes se ignoran. Otra casualidad.

      Se trata de viajes relativamente documentados. El primero tuvo lugar en junio de 1940. El general Juan Vigón, germanófilo convencido y de imborrable fama en la destrucción de Guernica, era jefe del AEM y secretario de la Junta de Defensa Nacional. Ros Agudo descubrió los planes que en ella se discutían, en particular de ocupación de Marruecos. Vigón viajó preparado adecuadamente. Iba a explorar la disposición nazi a apoyar a España en la toma de control de la totalidad de la parte francesa. Muy en consonancia con los ensueños imperiales africanistas. Se necesitaba tan solo material y un cierto tiempo a fin de crear la atmósfera adecuada


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