La Historia es una disciplina viva, en constante evolución y transformación, de modo que su análisis de las sociedades tiene por fuerza que ser dinámico y comprometido también con los sucesos que el pasado arrastra hasta el presente y el futuro.
La enseñanza de la Geografía e Historia responde a una finalidad habitualmente común: abrir el espíritu de los alumnos a una comprensión de la realidad del mundo en el que viven, que les permita actuar de forma responsable y desarrolle su vida en sociedad.
Lo relevante del aprendizaje de la Historia no es acumular noticias, lo relevante es entender el funcionamiento de las sociedades a lo largo del tiempo. El aprendizaje de la historia ayuda, además, a comprender la complejidad de cualquier acontecimiento, de cualquier fenómeno social, político, económico y, en definitiva, de cualquier proceso, lo que enriquece el pensamiento y relativiza el conflicto. Probablemente aquí radican las mejores posibilidades educativas de la Historia enseñada.
Y son todos estos aspectos los que hacen de la Historia y su enseñanza un tema polémico y en constante debate actualmente en Francia: ¿Qué historia enseñar? ¿Qué métodos utilizar? ¿Qué planteamientos seguir: cronológicos, te - máticos?
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