�Hemos perdido un testigo, un testigo diferente. Pero, nuevamente: ¿diferente por qué y en qué? Porque, de alguna manera, él trataba �¿cómo decirlo?� de provocar reacciones activas y benéficas en el cuerpo inerte de la sociedad italiana. Su diferencia consistía precisamente en esta provocación benéfica, debida a la ausencia total en él, de cálculo, de compromiso, de prudencia�... Cuarenta años después de la desaparición de Pier Paolo Pasolini, encontrado muerto con el cráneo destrozado la mañana del 2 de noviembre de 1975 en una playa de Ostia, vienen a la cabeza estas desgarradoras palabras que su amigo, el escritor Alberto Moravia, pronunció durante su funeral.
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